Francesco Risso se despide de Marni tras una década de revolución emocional
Lo que Francesco Risso construyó en Marni no fue solo una dirección creativa: fue una sinfonía de intuición, color, forma y emoción. Diez años después de asumir las riendas de la casa italiana, el diseñador se despide dejando una huella radical y profunda, tal como lo ha confirmado el grupo OTB.
Desde su llegada, Risso reformuló el prêt-à-porter femenino, convirtió la línea masculina en un territorio fértil para la experimentación y transformó cada desfile en una experiencia casi sensorial. La pasarela dejó de ser solo un escaparate para convertirse en escena viva, donde la ropa era lenguaje y la emoción, estructura.
Risso no obedeció a normas heredadas. Se movió por impulso creativo, por asociaciones inusuales, por colaboraciones que desdibujaban las fronteras entre moda, arte, música y espacio. Bajo su mando, Marni dejó de ser una firma excéntrica para convertirse en un universo narrativo donde lo íntimo, lo raro y lo visceral convivían en armonía.
“Estoy profundamente agradecido a Renzo por confiar en mí y ofrecerme la oportunidad de formar parte de este viaje”, declaró Risso, despidiéndose con palabras cargadas de gratitud y poesía. “Marni ha sido un espacio de libertad, color y pensamiento. Un lugar donde la emoción guio cada decisión creativa.”
Por su parte, Renzo Rosso, presidente de OTB, reconoció la importancia del legado dejado por Risso, subrayando su papel en la expansión creativa de la firma: “Francesco ha encarnado el espíritu de Marni con autenticidad y lo ha proyectado hacia nuevas dimensiones.”
Con esta despedida, Marni se enfrenta a una nueva etapa: la de redescubrirse una vez más, esta vez sin la brújula emocional de Risso. Su legado —audaz, sensible y provocador— quedará como un archivo vivo que seguirá inspirando a quienes buscan crear desde la emoción.