Fiorucci dibuja una plaza imaginaria
Hay lugares que no están en los mapas, pero sabemos que existen porque los reconocemos desde la emoción. Piazza Fiorucci es uno de esos espacios: una plaza que no se pisa, se imagina. Un sitio creado para dejar que el cuerpo se vuelva personaje, y el estilo, acto.
La nueva propuesta de Fiorucci funciona como una puesta en escena donde lo artificial es ley. La colección toma la energía visual de Via Paolo Sarpi, una calle multicultural de Milán, y la reinterpreta con un exceso gráfico y afectivo que parece nacido de un sueño con neones, dulces y fantasías glitch.
Cada prenda funciona como una escena visual. Hay camisetas contraídas hasta parecer juguetes, tops con forma de corazón colocados como gestos simbólicos más que anatómicos, faldas que juegan con el retrofuturo y pantalones que se adhieren como una segunda piel gráfica. No se busca la lógica. Se celebra lo absurdo con precisión.
El diseño recurre a materiales clásicos como el crepé o el oxford, mezclados con PVC reciclado, mallas, poliésteres técnicos y capas translúcidas que activan el tacto. La paleta—rojo caramelo, azul sintético, blanco gráfico—se siente eléctrica, exagerada. Los estampados distorsionan íconos como ángeles, corazones o perritos pixelados, fusionando lo sentimental con lo digital.
El desfile contó con la intervención de Janine Zaïs, quien transformó a las modelos en figuras mitológicas a través de body painting. Una de las imágenes más potentes: una modelo con el rostro intervenido como hocico de perro y estampado integral, entre el absurdo pop y la alta moda escenificada.
Los accesorios no explican nada, declaran. La frase “Make Hearts Beat Again”, impresa en prendas y gorras, se convierte en un gesto emocional que conecta con el deseo, la ternura o el kitsch, según cómo se mire.
Más que una colección, Piazza Fiorucci actúa como una especie de espacio emocional. Abre la puerta a imaginar desde el artificio, desde lo hiperbólico, desde una nostalgia que no remite al pasado, sino a una sensibilidad estética alterada. Aquí, todo cabe: lo gráfico, lo absurdo, lo dulce, lo sugerente. Una plaza hecha para vestir la imaginación.